25.5.07

Y ESTO HIZO DANTE

Por Ray Bradbury

Esta es la verdad:
Que hace mucho tiempo, en otras épocas,
antes del nacimiento de la luz,
el viejo Dante Alighieri se acercó en sus merodeos
al continente desconocido por Colón el loco;
aterrizó aquí en una serpentina y tortuosa Máquina,
invento de la parpadeante candela de su espíritu
que, envuelta en la tempestad,
le trajo a cumplir una misión de maldad.
Así, descendiendo en un desierto de polvo
recorrido por las estampidas de los búfalos
cuyo pánico era el latido de un inmenso corazón,
Dante miró a su alrededor, hirió la tierra con su pie,
y conjuró un Círculo Infernal.
Con un pergamino que estrujaba en su puño crispado,
hizo surgir baluartes de suciedad,
y arcos de chirriantes engranajes que, al ser golpeados,
desprendían como una nevada una horrenda sementera de herrumbre
mucho antes de que se soñasen, se fabricasen o se sembrasen
estas simientes de hierro,
mucho, mucho antes de que se buscasen
estas avenidas de acero en el cielo.
Así, como un Piranesi extraviado
en medio de sus terribles Prisiones altaneras,
el Poeta diseñó una Atalaya más grande, más alta, más negra,
un desierto de Profundidades, rociado de azufre, ensombrecido por demonios.
De mansión a mansión de chatarra
embadurnó un cielo con carbonilla,
colgó banderas de tizones en las nubes,
camisones que aleteaban como extraños murciélagos
expulsados por el vapor de sus melancólicos túneles de locomotoras.
Sobre todo aquéllo esparció gritos de carne metálica,
y por la noche avanzaron a la carga máquinas mastodónticas,
eructando almas absorbidas
refugiadas en celdas con ventanas,
echados a unas calles como riadas de cemento,
los hombres huyeron de la pleamar de la sombra,
del negro aliento de las chimeneas y de los telones de fantasmas humeantes.
Y en el rostro de los pálidos ciudadanos
iba estampado el más puro terror,
la desesperación y el pánico de hendidas pezuñas,
una rancia, delirante angustia que se extendía en oleadas
a desaguar en un lago, amargo desde largo tiempo
por las corrientes residuales de porquería.

Así concebido, pasando a pergamino y diseñado
en sus grandes líneas, este Círculo Infernal (¡Qué importa su número!)
fue el más grandioso recuento que hizo Dante
de las almas en los tormentos del Purgatorio.
Quedó un momento más de pie en el polvo,
dejó que el aterrado pálpito de la carga de búfalos
halagase su sangre para excitarla.
Luego, sacrílegamente orgulloso, feliz con el gran juguete Negro
que había acuñado, fabricado, puesto en marcha y soltado a correr
en hollados círculos concéntricos,
el viejo Dante despegó de la tierra,
dejó allá abajo pisoteada orilla del lago,
voló rumbo a Florencia y a su lecho,
y se acostó todavía sonriendo en sueños,
y en su sueño pronunció, siglos antes de su nacimiento,
el nombre de este Abismo, el Pozo, el Círculo Infernal
que había fabricado:

¡CHICAGO!

Entonces se quedó dormido
y se olvidó de su creatura.

Harrison Harry, Nova Uno, Ed. EDAF, Madrid, 1979, pp 83-85.

Nota: La verdad no sé porque se escribió de ese modo, talvez la edición o por órden del autor, yo la transcribí como está en el libro, a escepción de los inicios de línea... todos eran con mayúscula aunque le precediera una coma en la línea anterior.

O CF!! CF!!

No comments: