Había una vez un concurso, en el que pedían un microrrelato; había un ejemplo que nunca se leyó y entonces salió esto:
Mi suspiro comienza cuando te digo adios por las mañanas;
mi ansia cuando veo el reloj casi a las siete de la tarde;
te huelo a las nueve, mis gemidos comienzan a las diez.
Despierto a las seis, jugando con tus pies,
y suspiro otra vez.
No era ese tipo de microrrelato...